¿QUÉ ES LA ECOLALIA?

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La ecolalia consiste en imitar o repetir frases, sonidos, conversaciones o canciones de forma involuntaria y suele ser muy común en autismo. Son frases o palabras que el niño/a ya ha escuchado antes en personas cercanas o en la televisión. Los niños/as aprenden el lenguaje imitando y repitiendo lo que escuchan en su entorno, pero a partir de los treinta meses, la ecolalia puede ser un signo de alerta de que el desarrollo del lenguaje no es correcto. Normalmente la ecolalia va asociada a trastornos como el Autismo. Sin embargo, cuando no existe ningún trastorno y observamos ecolalia más allá de los tres años, puede tratarse de un retraso simple del lenguaje.

 

Los niños/as que presentan ecolalia suelen hablar de forma monótona, mecánica y siempre con un mismo ritmo y tono de voz, sin entender lo que están repitiendo. Estas producciones surgen de forma espontánea y pueden estar fuera de contexto. Los niños/as que presentan ecolalia procesan el lenguaje de forma diferente, ya que no analizan las palabras una a una, sino como un todo dentro de una frase. Otra característica es que estos niños/as tienen un léxico limitado, es decir, un vocabulario tanto comprensivo como expresivo muy reducido, dificultades para estructurar las oraciones y alteraciones en la voz.

 

Suelen contestar con frases fuera de contexto. Aunque no presenten problemas para pronunciar, lo que dicen no tiene sentido. Hay varios tipos de ecolalias, dependiendo del tiempo de aparición y de la funcionalidad. En las ecolalias inmediatas el niño/a empieza a imitar los sonidos en el mismo momento en el que los escucha, mientras que en la ecolalia retardada la repetición se puede producir horas, días o semanas después. En cuanto a la funcionalidad, el niño/a puede repetir una frase o una palabra que tenga sentido en el momento en el que la dice; cuando el niño/a repite siempre lo mismo la ecolalia deja de ser funcional.

 

Para poder diferenciar si una ecolalia es funcional o no, podemos ofrecer al niño/a un juguete y preguntarle si quiere un muñeco. Si contesta muñeco, podemos entender que lo quiere. Después le preguntamos si quiere la pelota. Si el niño/a contesta pelota, comprobamos que es una ecolalia de la última palabra que está escuchando. Por otro lado, si la respuesta es muñeco, hay una intencionalidad comunicativa que nos indica que quiere el muñeco y no la pelota. Acompañar la preguntar con el gesto de señalar el objeto que quiere, nos puede ayudar a saber qué es lo que quiere realmente, aunque con las palabras nos diga lo contrario.

En niños con Autismo y, en este caso, que presenten ecolalia, el uso de ayuda visual nos va a aportar más información de lo que nos quieren comunicar.

 

En estos casos podemos trabajar para reducir el número de repeticiones y mejorar la comunicación de estos niños/as, siendo el objetivo final la reducción de las ecolalias. Se trata de enseñar estrategias para mejorar la funcionalidad del lenguaje y así poder relacionarse en su entorno más cercano. Es importante que la familia aporte información sobre los gustos e intereses del niño/a para elaborar material personalizado, mediante la creación de situaciones y preguntas cuyas respuestas sabemos previamente. Así, podemos ofrecerle el modelo correcto de respuesta favoreciendo la funcionalidad de su lenguaje.

 

Conociendo los gustos e intereses del niño/a, podemos utilizar algún tipo de coletilla que le permita comunicarse y hacerse entender mejor.  Dependiendo del tipo de ecolalia que presente el niño/a, debemos intervenir de una u otra forma. Si el niño/a presenta una ecolalia demorada pero que es funcional, es decir, con una intención comunicativa, debemos aprovecharla para ofrecerle el modelo correcto, sustituyendo la ecolalia.

Cuando la ecolalia se produce de forma inmediata, debemos enseñarle a diferenciar en qué situaciones puede usar la ecolalia para comunicarse, eliminando las frases o palabras que no debe repetir y cuáles si puede repetir.

Cuando la ecolalia no es funcional, impide el desarrollo del lenguaje y la comunicación, por lo que debemos eliminarla, enseñando en qué situaciones no debe usar la ecolalia.

En los casos en los que existe ecolalia, también podemos emplear técnicas conductuales como autorregistro, reforzamiento de conducta o la técnica del tiempo fuera, por lo que se trata de un trabajo interdisciplinar en el que debemos coordinarnos con el psicólogo o psicóloga.

 

En el ámbito familiar, podemos seguir ciertas pautas que pueden ayudar a disminuir la ecolalia, como utilizar oraciones claras o hacer preguntas directas, por ejemplo, hay que estar sentado o ¿Quieres pan? Usar un vocabulario sencillo acorde a la edad del niño/a, no utilizar enunciados muy largos o complejos, evitar las frases con doble sentido y hablar de forma pausada puede reducir la aparición de ecolalias. A la hora de dar órdenes verbales que impliquen más de una acción, debemos separar las órdenes y pedir que las haga una a una, favoreciendo así la comprensión. Ofrecer un ambiente tranquilo también resulta útil, ya que tener la televisión de fondo o varias personas hablando a la vez va a favorecer la aparición de ecolalia.


Sobre la autora:

Asunción Navajas Santos.

Logopeda. Col/29-1282

Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.

Técnico educación infantil.

Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología

 

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