BUENAS PRÁCTICAS EN ATENCIÓN TEMPRANA

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Actualmente, en España no existe un marco legislativo que regule el desarrollo de la Atención Temprana. La carencia de dicho marco conduce a las diferencias de abordaje y organización de esta disciplina existente entre las distintas comunidades autónomas, así como a la disparidad de criterios de actuación. Ello ocasiona que el desarrollo de la disciplina sea muy dispar en el territorio español y no ofrezca igualdad de oportunidades y beneficios a los posibles usuarios (Escorcia et al., 2016).

Entonces, ¿cómo deben intervenir los profesionales de Atención Temprana?

El libro Blanco de Atención Temprana (GAT, 2000) es el documento oficial de mayor rango que en nuestro país sintetiza las líneas generales de actuación en las disciplina. En él, se define la Atención Temprana como “el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos.” (página 12). En este documento, se asume la importancia de la familia y se postula que todas las acciones e intervenciones deben considerar no solo al niño, sino también a la familia y a su entorno.

Siguiendo las recomendaciones sobre buenas prácticas en Atención Temprana a nivel internacional de la Division for Early Childhood (DEC, 2014) que se publicaron para proporcionar orientación a los profesionales y las familias acerca de la manera más eficaz para promover el desarrollo de los niños que presentan trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlo, se proponen siete áreas temáticas que deben recoger unas buenas prácticas:

  • Evaluación: la evaluación la definen como el proceso de recopilación de información para la toma de decisiones, es un componente esencial ya que da la información para la intervención. La evaluación se lleva a cabo para la detección, determinar la idoneidad de los servicios, para la planificación de la intervención, controlar el progreso del niño, y la medición de los resultados de la intervención.
  • Ambiente: Los niños que presentan trastornos en su desarrollo o que tiene riesgo de padecerlo, juegan, aprenden y se relacionan con adultos e iguales dentro de diferentes entornos como el hogar, la escuela, el vecindario… Por ello se deben abarcar el entorno físico, el entorno social y el entorno temporal.
  • Familia: Las prácticas familiares se refieren a las actividades que promueven la participación activa de las familias en la toma de decisiones relacionadas con su hijo (por ejemplo, evaluación, planificación, intervención) y/o apoyar a las familias en el logro de los objetivos que tienen para sus hijos y los demás miembros de la familia.
  • Instrucción: las prácticas de instrucción son estrategias intencionales y sistemáticas para informar qué enseñar, cuándo enseñar, cómo evaluar los efectos de las enseñanzas, y cómo apoyar y evaluar la calidad de las prácticas implementadas por otros.
  • Interacción: Los profesionales ayudarán a miembros de la familia, otros cuidadores, hermanos, iguales… a interactuar con el niño, ya que la interacción es la base para promover el desarrollo del lenguaje, la competencia cognitiva y emocional.
  • Trabajo en equipo y colaboración: La calidad de las relaciones e interacciones entre los diferentes profesionales que trabajan con el niño aseguran al éxito de los programas.
  • Transición: se refiere a las prácticas que apoyan el ajuste del niño y la familia a una nueva configuración (eventos, actividades y procesos asociados con cambios)

La Early Childhood Intervention Australia (ECIA, 2014) exponen siete principios universales de la intervención temprana:

  1. Los bebés y niños pequeños aprenden mejor a través de cada día en experiencias e interacciones con personas familiares en contextos familiares.
  2. Todas las familias, con el apoyo y los recursos necesarios, pueden mejorar el aprendizaje y desarrollo de sus hijos.
  3. La función principal del profesional que proporciona servicios de intervención temprana es trabajar con y apoyar a los miembros de la familia y cuidadores de la vida de un niño.
  4. El proceso de intervención temprana, desde los contactos iniciales debe ser dinámico e individualizado para reflejar las preferencias del estilo de familia, del aprendizaje y las creencias culturales.
  5. Los objetivos del Programa Individualizado de Apoyo Familiar (PIAF) deben ser funcionales y en base a las necesidades y prioridades de los niños y las familias.
  6. Las prioridades, necesidades e intereses de la familia se abordan más apropiadamente por un profesional principal que representa y recibe el apoyo del equipo y de la comunidad.
  7. Las intervenciones con niños pequeños y miembros de la familia deben estar basadas en principios explícitos, prácticas basadas en la evidencia y las leyes y reglamentos pertinentes.

Además, afirman que dentro de la literatura internacional sobre buenas prácticas en Atención Temprana, la Práctica Centrada en la Familia es la base de las mejores prácticas. Estas prácticas, ECIA (2014) la define como un conjunto de valores, actitudes y enfoques para trabajar en asociación con los niños y sus familias, no es sólo una forma especializada de trabajar con un niño con discapacidad y/o retraso en el desarrollo, y sus familias. Actualmente se ha establecido la mejor práctica para todo aquel que trabaje con niños y sus familias (Dunst y Trivette, 2009 citados en ECIA, 2014).

Por lo tanto, siguiendo las directrices tanto del Libro Blanco de Atención Temprana como las guías de buenas prácticas en Atención Temprana a nivel internacional, se plantea la necesidad de que los servicios de Atención Temprana atiendan a las necesidades del niño, su familia y su entorno, así como de potenciar el trabajo en el entorno natural del niño y fomentar la competencia de las personas presentes en esos entornos. Para ello, se apuestan por las prácticas centradas en la familia como el modelo de referencia de buenas prácticas.

 

 


Elizabeth Torres Muñoz

Graduada en Psicología  – Máster en Necesidades Educativas Especiales – Máster en Atención Temprana.

 

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