PAUTAS PARA FAVORECER EL APRENDIZAJE DEL ALUMNO CON SÍNDROME DE ÁSPERGER

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El alumno con síndrome de Asperger, es un niño con necesidades educativas especiales, necesidades que fundamentalmente implican la adaptación del currículum a su peculiar estilo cognitivo, con marcadas disarmonías existentes en el rendimiento del estudiante, que se caracterizan por competencias excepcionales en algunas materias curriculares y déficits evidentes en otras. Cuando esto ocurre, su comportamiento ante materias en las que no destaca puede venir marcado por una disminución de la atención y de la motivación y de un paulatino aumento de conductas disruptivas en el aula.

A continuación exponemos algunas sugerencias de estrategias que pueden ser útiles con el alumno con Síndrome de Ásperger en el contexto escolar para favorecer su aprendizaje dentro del aula.

Motivación y atención:

Buena parte de las dificultades que presentan estos alumnos en el aprendizaje está relacionada con la atención. Esta se ve claramente condicionada por factores como la motivación, la cantidad de estímulos a los que debe atender, el ruido o la luminosidad del ambiente, las características de la materia, etc. La motivación hacia algunos temas interviene en el mecanismo que regula la atención, facilitándolos o inhibiéndolos en extremo.

Para mejorar la atención dentro del aula, pueden ser útiles estrategias como las siguientes:

  • Intentar intercalar, dentro de lo posible, actividades que requieran concentración con otras que resulten más fáciles, llevaderas y que tenga más automatizadas.
  • Incorporar sus «intereses» en todas las tareas y explicaciones. Esto es posible con un poco de imaginación.
  • En los ejercicios escritos, eliminar la información irrelevante (como dibujos que no aporten significado extra) y señalar con rotuladores la demanda concreta de la tarea. Incluso, si es necesario, darle un modelo de ejercicio similar pero ya resuelto.
  • Es fundamental realizar un marcado «control de estímulos», eliminando de la pizarra la información que no sea relevante y/o asegurándonos de que el alumno ha guardado los cuadernos/libros innecesarios y de que tiene sobre la mesa exclusivamente el material imprescindible.
  • Tener en cuenta que para el alumno con Síndrome de Ásperger es realmente difícil atender todo el tiempo, especialmente a las aportaciones de sus compañeros, por lo que se requiere que el adulto involucre explícitamente al niño, incentivando su curiosidad y haciéndole partícipe de lo que ocurre.
  • Se puede negociar con el alumno una clave secreta que sólo sea conocida por él y el tutor o tutora (por ejemplo, tocarle en el hombro). Cuando el tutor active la clave le haremos entender que es el momento de atender, porque lo que se va a plantear es muy importante.

 

Espacio físico del aula:

De manera tradicional, se han concebido diferentes combinaciones en la disposición de armarios, percheros, pizarras y mesas. Algunos de estos elementos vienen impuestos por las características del aula, como la posición de los elementos de entrada y salida (las puertas) y de la luz (las ventanas), pero otros permiten una organización más libre por parte del tutor. Algunas de las posibles distribuciones de las mesas que habitualmente nos podemos encontrar son: mesas en grupo de cuatro o de seis, mesas individuales, en forma de U, en filas con un pasillo central o lateral, etc.

Se considera que el alumnado con síndrome de Asperger puede adaptarse a cada una de estas distribuciones, siempre que se tengan en cuenta sus características. Por ello, la estrategia de «acomodación preferencial» se hace imprescindible. Esta estrategia consiste en situar al alumno dentro del subgrupo físico y social más aconsejable para él. Las recomendaciones que se plantean a continuación persiguen ese objetivo:

 

  • Los alumnos con Síndrome de Ásperger presentan atención selectiva ante estímulos auditivos, muchas veces casi imperceptibles, y puede con ello perder el «hilo de la clase», como consecuencia de su dificultad para inhibir su atención hacia los sonidos que provienen de la calle o del pasillo externo al aula. Si esto ocurre, se debe intentar situarlo en una zona del aula alejada de ventanas y puertas.
  • Por otro lado, si su mesa se dispone cerca de los abrigos o de algún armario con objetos, es probable que se distraiga y, por tanto, interrumpa su tarea, lo que se soluciona si se evita esa ubicación. Suele ser de utilidad que el niño se siente en las primeras filas y así se facilita que dirija su atención hacia los estímulos más relevantes; paralelamente, el tutor o tutora podrá regular el comportamiento del alumno de forma más efectiva si se sitúa cerca de él.
  • Cuando la distribución de las mesas es en grupo, resulta fundamental identificar a los alumnos y alumnas con los que es más conveniente que comparta el espacio de aprendizaje. En el último ciclo de Educación Primaria algunos tutores dan a los niños y niñas la oportunidad de escoger a sus propios compañeros de mesa. En estos casos es adecuado favorecer la relación que tiene con sus compañeros, aconsejándole que se sienten con otros niños de clase especialmente colaboradores o con los que pueda compartir los mismos intereses.

Los adultos que conviven con el alumnado con Síndrome de Ásperger en el entorno escolar tienen el privilegio y la responsabilidad de atender a las necesidades educativas de estos niños y niñas que no responden a los patrones convencionales de intervención, pero que suponen un reto profesional y, muchas veces, personal en el intento de disminuir sus déficits, potenciar sus habilidades y respetar sus peculiaridades dentro del aula.

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA: Martos, J., Ayuda, R., Freire, S., González, A., Llorente, M. (2006). El Síndrome de Ásperger: Otra Forma de Aprender (pp. 35-58). España: Conserjería de Educación. Comunidad de Madrid. ISBN: 8445129112.

 

 

Elisabeth Torres Muñoz

Psicóloga. COL AN/09515


Elizabeth Torres Muñoz

Graduada en Psicología  – Máster en Necesidades Educativas Especiales – Máster en Atención Temprana.

 

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